La actitud en la meditación

Dentro de la práctica de la meditación, la Actitud es seguramente desde mi experiencia uno de los elementos principales sino el más importante, al que realmente debemos prestarle gran atención y dedicación.
En el transcurso de nuestra vida, vamos perdiendo una conexión consciente con nosotros mismos, con nuestro ser. Seguramente por este motivo, a lo largo de la historia se han desarrollado distintos tipos de meditación que nos facilitan el camino o reconexión con el estado esencial. Unas técnicas que funcionan como sendas de luz para una vuelta a casa, a aquello que somos. Son ejemplo las posturas de suelo con piernas cruzadas, espalda recta, adoptando posiciones con las manos (mudras), centrando la atención en la respiración…pero no siempre se hace referencia directa a la Actitud.
Veamos pues a continuación, cuáles son algunas de las claves que según mi experiencia nos facilitan adentrarnos en esta Actitud durante la meditación.
Primero de todo, debes ser consciente de que existes, de que eres ‘algo’ que es consciente de sí mismo. Te animo a probarlo con tan solo parar unos segundos, cerrar los ojos y darte cuenta de que eres, no es nada paranormal, simplemente eso, date cuenta de que existes. Ese algo tiene la capacidad de estar presente, de estar aquí y ahora sintiendo que respira, piensa, siente… Esta capacidad nos facilita centrar la atención en uno mismo y es por medio de una actitud de alerta que se mantiene. Imagínate que estás en el campo de batalla, frente a un temido adversario armado, te va la vida, puedes imaginar cómo sería tu estado de alerta? Seguramente sí, estarías al 100%, puramente en el presente, a la espera del más mínimo movimiento, sonido, brizna de viento…
En este caso no te va la vida o sí, según como se mire, pero nos sirve como ejemplo de lo que es estar alerta. En la meditación debes estar atento… porque sino los pensamientos/emociones o el sueño se te llevaran como los cantos de las sirenas en la Odisea de Homero y dejarás de ser tú, pasarás a ser un ser encantado, embaucado o una especie de robot que responde a un programa que se creó hace mucho tiempo y del cual ni siquiera conoce su existencia.
Sólo permaneciendo atento puedes continuar siendo consciente de ti y de tu entorno. Es en esta actitud cuando puedes desapegarte de todo aquello que en verdad no eres tú. En definitiva, un estado de alerta desapegado porque puedes ser consciente de ello, lo puedes ver como quien va al cine y es consciente de que lo que ve en la pantalla es solo una tela con una proyección de imágenes. Así mismo lo describe Platón en el Mito de la Caverna hace más de dos mil años. Es darte cuenta de que ya no eres ese pensamiento que repetidamente te dice o recuerda el enfado con el vecino, el pensamiento con el que conversas dentro de ti continuamente. Hay quien dice que la diferencia entre un ‘loco’ y un ‘no loco’ es que el ‘loco’ verbaliza en voz alta lo que piensa y el ‘no loco’ no. Nada más lejos de la realidad, parece que existe una locura en todos nosotros que nos ciega poder ver otra realidad, o sin decir otra, la misma pero desde la conexión con uno mismo, atento a lo que sientes, piensas, percibes pero sin creerte que todo eso eres tú. Déjalo pasar, deja que se vaya, sea lo que sea.
Para finalizar, te animo a que experimentes esta actitud atenta cuando medites, te permitirá no embarcarte tan fácilmente en tus pensamientos, sino más bien ver desde tierra firme las creaciones de tu mente como embarcaciones que surcan el mar. El viaje al conocimiento de uno mismo es de una enorme grandeza. Te propongo experimentarlo con la curiosidad de un niño, el sentimiento de aventura de un conquistador y el respeto de un sabio anciano.
Como sencillo ejercicio de práctica, y si te apetece indagar sobre lo hablado hasta ahora, te propongo el siguiente: ponte una alarma en 5 minutos, siéntate con una postura de meditación que te sea cómoda, también se puede meditar sentado en una silla, cierra los ojos y siente tu presencia, siente que existes… Cuando conectes con ello, ponte en alerta para ‘cazar’ los pensamientos que vayan apareciendo, ya sea tu voz interna, imágenes… Deberás ser como un gato delante de la ratonera, plenamente atento a la espera de que se asome el primer ratón…cázalo! Es decir, date cuenta, y así con todos los pensamientos que aparezcan uno tras otro.
Te de deseo una buena práctica meditativa y valida tu mismo tu propia experiencia sin apegarte a lo aquí escrito.